Kenji pasa junto con su mujer Aya unos días en un hotel de la costa. Mientras ella se dedica a mejorar algunas relaciones de trabajo, él intenta encontrar de nuevo la inspiración que le permita terminar su novela. Pero una mañana en la piscina, una pareja llama su atención: un hombre de avanzada edad llamado Sahara y su jovencísima acompañante. Sahara acabará confesando a Kenji que graba cada noche a su pareja mientras duerme. La obsesión de Sahara por la joven estimula a Kenji y le permite liberarse del bloqueo que sufría, pero a costa de caer en una espiral de misterio que le arrastrará a un peligroso juego: contra más cosas descubre, menos comprende.